Descripción de la ruta:
Esta ruta comienza en la GC-200, carretera que va de Mogán a La aldea de San Nicolás, a mano derecha, justo antes del cruce de entrada a Tasartico. Tomando la parada de guaguas como referencia, frente a ella, junto a la carretera general, se ubica el poste del sendero al que se debe acceder lo más alejados posible de la curva para cruzar la vía sin correr peligro.
Nada más alzar la vista por donde ha de discurrir la ruta, el senderista puede pensar que la clasificación de la misma como de “nivel medio” es errónea, pues lo escarpado casi vertical del paraje impacta, ya que pareciera que se ha de transitar por un camino al filo del precipicio pero, al iniciar la marcha, se observa que el sendero se dibuja más abajo, por la parte menos agreste de la montaña, por lo que llaman El Anden Ancho.
El atractivo más destacado de esta ruta, además de disfrutar de la misma, es alcanzar la tabla, el viso, una mesetilla de piedra desde donde se aprecian unas vistas espectaculares, El Llano del Viso. Es un gran mirador al que se llega al ascender por los andenes para, posteriormente, bajar por el otro lado, El Blanquizal y la Cueva del Mediodía, hito geológico que es usado a modo de reloj solar.
Comenzamos en un entorno árido. Algunos pinos en lo alto de los riscos, pocos ejemplares pegados al sendero y algunos más pasada La Peñonera y, ya descendiendo por la pista de tierra, pinos grandes que muestran las cicatrices del incendio que asoló la zona en 2010 y otros, los más grandes, que se ven achaparrados.
Es un recorrido que regala vistas amplias, las nubes besadas por los alisios rozan las cresterías de Guguy y la montaña de Amurgar se protege del sol con una singular pamela de nubes.
Estos pinares, montañas, mares de nubes, océano, cielo... contrastan con la otra estampa que ofrece el Valle de la Aldea, donde los mares son de plástico, el de los invernaderos, y las casas no tienen orden urbanístico ni estético, lo que rompe la belleza natural del propio Valle.
Es ésta una ruta que invita a la reflexión, al posicionamiento de la persona ante la grandeza del entorno, no sólo porque durante casi todo el trayecto acompañe la presencia del imponente Teide al fondo, sino que, en algunos puntos, el caminante se ve envuelto, además, por el macizo de Guguy, el Roque Nublo y el Bentayga, la Cuenca de Tejeda y Artenara... tierra y riscos inspiradores que son seña de identidad de la isla.
Tramo 1: El Andén
Este primer tramo es un suave ascenso de unos 600 m, hasta situarte ante una pequeña pared rocosa fácil de trepar y tras la cual ya estas situado al nivel del andén y justo debajo del acantilado. Lo que llaman el andén ancho. Ya desde aquí podrás disfrutar de espléndidas vistas a las montañas de los Horgazales, de los Pajaritos, de los Cedros, Andenes Negros, Lobas, La Aldea de San Nicolás, etc...
Continúas por este andén con pequeños tramos en vaivén durante unos 600 m. aproximadamente hasta alcanzar un enorme pino a tu derecha que cuelga agarrado a un escarpe y con restos de haber sido alcanzado por el enorme incendio de 2010. Es el pino del descansadero, aprovecha para reponer fuerzas y contemplar las vistas.
Dejando atrás este pino te adentras en el andén estrecho durante unos 700m. y de cota similar al anterior, con sus pequeños vaivenes y algún que otro paso estrecho pero de tránsito fácil.
Frente a ti ya predominan las vistas a los Llanos del Viso y su pinar en primer plano tras los que se asoman como superpuestos la montañas de Amurgar, el pico de los Verechuelos, el valle de La Aldea y el océano Atlántico separándola al fondo del brazo norte de la isla de Tenerife .
Tramo 2: El Viso
Cuando has dejado atrás el andén, comienzas una subida exigente de unos 850 metros, los primeros en pequeños zigzags hasta pasar por unas enormes piedras de formas curiosas, producto de antiguos desprendimientos, La Peñonera. Estás casi a la mitad de la parte más dura de esta ruta que te sitúa en las proximidades de la extinta Cruz del Viso. Para alcanzarla y llegar al poste indicativo de direcciones, sólo resta trepar una pequeña pared rocosa muy sencilla de subir prestando atención a los mojones de piedra. Superada esta pared, en el poste de señales, el sendero, a mano derecha, enlaza con una pista forestal que ofrece dos opciones: visitar las Casas de Inagua, trayecto de ida y vuelta de unos 4,300 km, o ir hasta la casa del Pistolera, aproximadamente 1,300 km entre ida y vuelta al poste de señales.
Obviando estos puntos, el sendero avanza durante unos 250 metros hacia el noroeste y casi en línea recta hasta encontrar la pista forestal y continuar por ella, unos 150 metros, justo donde desciende a la izquierda. Aquí surge otra opción con una nueva sugerencia recomendable: continuar de frente durante unos 300 metros para alcanzar el punto más alto del Lomo del Viso con 992 msnm. En ese punto se disfruta de espléndidas vistas. Casi en 360o hacia la Cuenca de Tejeda destacando las montañas de Los Hornos, de Las Brujas, El Roque Nublo, El Roque Bentayga, Artenara, Montaña de Altavista y, hacia el otro lado, desde el fondo a la izquierda y girando hacia la derecha, las montañas del Lechugal, de los Cofres, Aslobas, las cresterías del imponente macizo de Guguy con las montañas de los Horgazales, los Pajaritos, de Los Cedros, Amurgar, el valle de La Aldea y, al fondo y tras el mar, el imponente pico Teide.
Un lugar ideal para la contemplación, para inmortalizar con el objetivo y reponer fuerzas para el cuerpo y el alma.
A 600 metros hay un mojón blanco o vértice geodésico que te sitúa a 995 msnm, tres más que el punto más alto del Lomo del Viso, con las mismas vistas anteriores pero, esta vez, con todo el Valle de La Aldea en primer plano. Esta visita desde la curva que desciende hasta el Blanquizal y hasta el vértice geodésico supone añadir a tu ruta unos escasos 1.850 metros.
Tramo 3: El Blanquizal
Este tercer tramo en descenso, es suave y muy llevadero. Regresando a la curva del poste, comienza un leve y cómodo descenso por la pista forestal de unos 1,100 km para continuar por un sendero de 400 metros que conduce al Blanquizal, dejando atrás los últimos pinos de la ruta y las pocas sombras del camino.
Desde este punto puedes obtener buenas imágenes de este interesante y sugerente fenómeno vulcanológico, son trechos de diferentes tonalidades y piedras curiosas. Alcanzado el Blanquizal, es importante prestar atención a los mojones y guiarse por los que conducen hacia el fondo y a la izquierda ya que esta parte de la ruta se presta al despiste en cuanto al rumbo a seguir.
Tramo 4: Cueva del Mediodía
Tras llegar al punto más bajo del Blanquizal y a unos 720 msnm, comienza la etapa final de esta ruta, un descenso bien marcado de unos dos kilómetros, árido, con tabaibas, cardones y algunos almendros a sus orillas.
La tierra suelta, el cansancio acumulado y la confianza que crece por la satisfacción de la proximidad de la meta, te pueden producir algún contratiempo.
El uso de bastones es una gran ayuda para culminar la ruta sin tropiezos. Tras haber descendido un kilómetro, llegas a un andén de unos 200 m. justo bajo de la Cueva del Mediodía, para enseguida, alcanzar el Lomo Arrastradero y el estanque que recoge las aguas del canal del Parralillo, que es el final opcional de la ruta.
Llegado a este punto se te presentan dos opciones más que enlazan con la ruta Mogán - La Aldea. Una de ellas es continuar dirección izquierda y continuar hasta alcanzar la Degollada de Tasarte, convirtiéndose así esta variante, en una ruta circular. Y la segunda opción es continuar la ruta Mogán – La Aldea bajando al Pinillo y terminar en la calle Real de La Aldea casco visitando sus museos etnográficos y degustando la gastronomía local en sus terrazas.
Esta ruta también la puedes iniciar desde la calle Real en dirección Mogán casco.
Información documental de interés
Lomo del Viso
Espacio que se eleva hasta los 996 msnm a modo de meseta que hace de flanco sur de la Caldera de Tejeda y flanco este del valle de La Ladera, donde se inicia la zona de pinar. Es una atalaya rectangular desde la cual se puede divisar amplias vistas panorámicas tanto hacia el macizo de Guguy (Güi Güi) como hacia el Roque Nublo, el Roque Bentayga, Mesa de Acusa y en general a toda la cuenca de Tejeda.
Cueva del Mediodía
Antiguamente cuando disponer de un reloj era casi un artículo de lujo, se recurría a la sombra del sol sobre elementos naturales (piedras, riscos, roques, cuevas/solapones, poyatas e incluso pinos) como referencias fiables de la llegada de las 12 h. del mediodía, (también identificada religiosamente como la Hora del Angelus) y actuando como Relojes Solares o Marcas de Horas.
El Mediodía representaba el momento en que cesaban las actividades agrícolas y se realizaba el descanso para comer tras la dura jornada matinal. En otro orden, también la sombra del sol era juez del reparto de aguas para regadío.
En La Aldea, este reloj solar estaba representado por la Cueva del Mediodía, cuando el sol hacía proyectar verticalmente la sombra del dintel de la cueva sobre su base, al mediodía solar.
Blanquizal
Estas curiosas formas geológicas de tobas color amarillo pálido se formaron en la última fase del Primer Ciclo de Gran Canaria (-15 a – 10 millones de años) El color de estas tobas se debería a una alteración hidrotermal y producida por emanaciones volátiles que escapan a través de fracturas.
Geología
Esta zona a visitar se asienta sobre las formaciones geológicas más antiguas de la isla, correspondientes al Ciclo 1, donde se emitieron grandes cantidades de basaltos, traquitas y fonolitas. El largo periodo de calma eruptiva subsiguiente permitió de nuevo, que la erosión esculpiese el relieve y le diera la fisonomía actual.
Vegetación
Los pinares incluidos en este espacio de Inagua junto con los de Ojeda y Pajonales constituyen la mayor masa forestal continua de la isla, pudiéndose considerar como el pinar seco más representativo de Gran Canaria, por su alto grado de conservación y extensión. Se trata, en general, de un bosque poco denso debido a la competencia de los pinos por el espacio en terrenos con baja humedad, elevada pendiente y escasa de suelo. Adaptado a las condiciones de sequía e insolación, características de este sector de la isla estos pinares tienen un papel fundamental en la recarga hídrica subterránea gracias a la captación de la humedad de las nubes por condensación (lluvia horizontal), además de favorecer la conservación del suelo.
Dependiendo del gradiente altitudinal y de la orientación de las laderas (lo cual determina fundamentalmente la humedad, temperatura y grado de insolación) el matorral de sotobosque, asociado al pinar, varía sustancialmente en cuanto a presencia y densidad de especies.
En los escarpes y riscos con escaso suelo, se refugian numerosos endemismos como la jarilla peluda, la jarilla de Inagua, la gildana, el cardoncillo (Ceropegia fusca), el pastel de risco (Greenovia aurea), la magarza (Angyranthemum adauctum), así como diversos bejeques (Aeoníum manriqueorum, A. percaneumyA.símsii).
En el área oeste desde el Blanquizal a Lomo Arrastradero, aparecen especies propias de pisos inferiores de vegetación como el verode (Klenia neriifolia), matorrales de tabaiba amarga (Euphorbia regisjubae), acompañados de taginaste negro (Echium onosmifolium), hierba de risco (Lavandula minutolii) y cardones (Euphorbia canariensis) entre otras.
Fauna
En este espacio destaca la presencia del busardo ratonero (buteo buteo insularum) y el cernícalo canario (Falco tinnunculus canariensis) como las rapaces más comunes. También están presentes otras rapaces como el gavilán (Accipiter nisus grantii) y el acrobático halcón tagorote (Falco pelegrinoides).
Entre las aves de mayor distribución insular destacan el cuervo canario (Corvus corax canariensis), el bisbita caminero (Anthus berthelotii berthelotii), el canario (Serinus canarius), el herrerillo (Parus tenerijfae hedwigii), el petirrojo (Erithacus rubecula superbus), el jilguero o pinto (Carduelis carduelis parva), verderón común (Carduelis chloris aurantiiventris), mirlo canario (Turdus merula cabrerae), el gorrión chillón (Petronia petronia maderensis), el mosquitero canario (Phylloscophus canariensis canariensis), el capirote (Sylvia atricapilla heineken), la curruca tornillera (Sylvia conspicillata orbitalis), la curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala leucogastra), ola abubilla (Upupa epops) y el Pinzón azul (Fringilla teydea polatzeki).
Los reptiles están representados por tres endemismos grancanarios presentes en el Catálogo Canario de Especies Protegidas, el lagarto gigante de Gran Canaria (Gallotia stehlini), la lisa rayada grancanaria (Chalcides sexlineatus sexlineatus) y el perinquén de Boettger (Tarentola boettgeri). Los anfibios están representados por la rana común (Pelophylax perezii), especie de amplia distribución.
Entre los mamíferos destacan el murciélago de borde claro (Pipistrellus kuhli), el murciélago rabudo (Tadarida teniotis) y el murciélago montañero (Hypsugo savii).
Los moluscos están representados por dos especies Napaeus validoi (Enidae) y Plutonia nogalesi (Vitrinidae).
De los artrópodos dominan dos clases en particular: los arácnidos y los insectos.
Los arácnidos están representados por varias especies endémicas exclusivas de Gran Canaria y dos compartidas con Tenerife. La disdera (Dysdera arabisenen), la disdera de Bandama (Dysdera bandamae), Dysdera paucispinosa, la disdera de Los Tilos (D. tilosensis), Mesiotelus grancanariensis, la arañalobo de Gran Canaria (Alopecosa grancanariensis), la araña patuda (Pholcus multidentatus) y Spermophorides flava. Dos especies son compartidas con la isla de Tenerife Dysdera iguanensis y la disdera isleña (Dysdera insulana).
Los diplópodos presentan dos especies exclusivas, el milpiés grancanario (Dolichoiulus alluaudi) y el milpiés (Dolichoiulus architheca).
Los insectos están muy bien representados en este Espacio Natural, siendo los coleópteros el grupo más abundante y numeroso, con 14 endemismos locales y dos compartidos con la isla de Tenerife. Familias taxonómicas (carábidos, tenebriónidos, bupréstidos, curculiónidos, etc.). Endemismos grancanarios como el Calato de Gran Canaria (Cahthus angularis), Cymindis cincta, gomerina de Gran Canaria (Gomerina nitidicolis), Olisthopus glabratus tamaranus, el cabezón de Gran Canaria (Nesacinopus fortunatus), Dibolia magnifica, el gorgojo del pino (Brachyderes rugatus calvus), el gorgojo gandul grancanario (Herpisticus subvestitus), Aplocnemus grancanariensis, Stictonectes canariensis, Linmebius canariensis, Hegeter impressus, Melansis kaszabi y Nesotes quadratus. Y endémicas de Canarias como el escarabajo pintado del pino (Buprestis bertheloti) y el cucarro boliche enano (Arthmdeis curtus).
Otras especies invertebradas representantes de otros Ordenes tales como: dípteros, himenópteros, lepidópteros y ortópteros resultan ser endemismos locales (exclusivos) e insulares.
Los dípteros con una especie endémica local, la moscabeja de Gran Canaria (Exhyahnthrax canarionae) y Canariellum brunnipenne, especie compartida con la isla de Tenerife.
Los himenópteros con tres endemismos locales Alastorynerus rubesoens, la andrena (Andrena chalcogastra extrema) y Andrena vulcana ferina.
Los lepidópteros con la especie Eudonia parviangusta.
Y finalmente los ortópteros con un endemismo local, el cigarrón palo de Gran Canaria (Acrostira tamarani), y la arrninda (Arminda brunneri), compartida con Tenerife.
Bibliografía y Fotos; C – 1 Reserva Natural Integran de Inagua. Jardín Canario.
IMPORTANTE: La información contenida en esta ruta es orientativa que, exclusivamente, busca fomentar el deporte en contacto con la naturaleza y los paseos rurales educativos. El Ayuntamiento de La Aldea de San Nicolás suministra estas informaciones para comodidad de los usuarios de estas páginas, sin interpretar en ningún modo el estado actual de las rutas, la oferta, la calidad, la titularidad de las zonas por donde se pasa, etc.
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